Por @alejandroangel -
Cada mañana cuando regreso del parque está ahì, el viejo Boris, impasible, tratándole de ponerle algo de swing a su diaria labor.
No sé si por aprendizaje, por resignación o porque toca pero cada dìa le pone entusiasmo a la simple tarea de barrer las hojas que la brisa nocturna se encargo de robarle a los robles morados.
Supongo que en eso consiste la cotidianidad, ponerle sabor a lo que no siempre lo tiene...
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